Sergio & Marta
El amor y la esperanza vencieron al miedo...
Pongámonos en antecedentes:
Cuando comenzó este 2020 nadie podía imaginar la que se nos venía encima, y entre ellos estaban Sergio y Marta, una pareja llena de ilusión por dar carta de naturaleza a una relación de muchos años de noviazgo; todo estaba previsto para el día 20 de junio, esa fue la fecha elegida y como tantas parejas comenzaron a soñar su día, a preparar con mimo cada detalle, a pensar en sus invitados y en cómo agasajarlos en tan feliz fecha...
La nueva realidad:
No os haré perder el tiempo explicando que pasó con la fecha de su boda, miles de parejas sufrieron una bofetada de realidad durante esas fatídicas fechas, todo suspendido hasta nueva orden. Ya no hablamos, se da por entendido, del perjuicio a nivel económico que esto supuso para todos; a mi me gustan las personas y por eso me centro más en los sentimientos, imaginad lo que supone que algo que has preparado con tanta ilusión se vea cortado de raíz por algo ajeno a ti, por una circunstancia incontrolable cuyo mayor efecto secundario es el miedo.
Al final siempre hay luz:
Esa luz para Sergio y Marta llegó en forma de fecha, 3 de octubre, para la celebración dentro de la "nueva normalidad" de su boda. La fecha ya estaba puesta, y comenzaban las preguntas: ¿Cómo celebrar una boda en tiempos de Covid? ¿Llegaremos a nuestra nueva fecha o nos confinarán de nuevo? ¿Cuantos invitados podré llevar a mi boda? ¿Cómo organizamos el banquete para que no haya peligro? Todas estas preguntas siguen resonando en la cabeza de muchas parejas que se encuentran en la misma situación que Sergio y Marta, y la respuesta es muy difícil pues depende de muchas circunstancias de las que no tenemos control, pero sí que podemos controlar algo y eso fue lo que Marta hizo.
Una decisión valiente:
Siempre nos perdemos en los detalles y dejamos de fijarnos en lo importante, en una Boda, lo importante es que la pareja se case, que unan sus vidas iniciando un bonito proyecto de vida y para hacer eso no hace falta todo lo que rodea a una celebración de este tipo, invitados, trajes, flores, fotógrafos, banquete, photocall, luna de miel, etc... Que sí, que es muy ilusionante celebrar una boda con todo, pero lo importante es casarse, y eso es lo que Sergio y Marta entendieron y lo que les llevó a tomar la decisión de que ante una posible prohibición de celebrar la boda, ellos acudirían a la Parroquia de San Luis Beltrán, aunque fuesen solos y se casarían...ante esta determinación no pude por más que sorprenderme gratamente (la sociedad de hoy en día antepone el postureo a todo lo demás) y de ahí que les dijera que aunque fuese a inmortalizar ese momento acudiría gustosamente y luego ya haríamos el resto...al final no fue así.
Llegó el día, adaptación y fuera miedos:
Finalmente llegó el día 3 de octubre y el sol lució con fuerza, parecía que quería disipar cualquier duda o miedo ante los posibles contagios; llevo más de 25 años haciendo bodas, y no puedo negar que la situación actual es complicada, pero también me gusta resaltar que una boda, cuando llega el día es cómo un río caudaloso que busca el mar, el río es la pareja y el mar es el amor, la ilusión y la esperanza, si que es verdad que hay ríos que encuentran obstáculos a su paso, pero siempre logran rodearlos para llegar a ese ansiado mar, esto hicieron Sergio y Marta, se cogieron fuerte y se dejaron llevar por las turbulencias, chocaron con todo tipo de dificultades, de rápidos, de aguas profundas, de estrechos barrancos, pero al final desembocaron en un precioso mar que los acompañará toda su vida. De todo esto fui testigo de excepción y les doy las gracias por ello, por confiar en mí para inmortalizar esa llegada al ancho, apacible y precioso mar.
Algunas menciones:
Quisiera aprovechar este espacio para agradecer a todos los que tan bien se portaron con nosotros en este día, especialmente quisiera resaltar a nuestra amiga Rosa de L´U i Dos Indumentaria que fue la encargada de realizar el traje de Marta, a Don Vicente, párroco de le Parroquia de San Luis Beltrán y también a todos los empleados de la Masía dels Carasols que tan amablemente nos trataron.